martes, 1 de septiembre de 2009

¿Qué dijo el anciano?

Dos jóvenes cosacos, excelentes jinetes, con frecuencia hacían apuestas de quién adelantaría a quién. Más de una vez, bien uno bien otro, salía victorioso pero, al fin y al cabo, esto les aburrió.
- Mira -dijo Grigori- vamos a apostar al contrario. Ganará la apuesta aquél, cuyo caballo llegue a la meta segundo.
- Bueno - respondió Mijail.
Los cosacos montaron en sus caballos y salieron a la estepa. Se reunió una multitud de espectadores: todos querían presenciar una apuesta tan extraña. Un viejo cosaco comenzó a contar dando palmadas:
- ¡Uno!... ¡Dos!... ¡Tres!...
Pero los competidores, claro está, ni se movieron de sus sitios El público comenzó a reír, criticar y discutir, decidiendo que una apuesta así era imposible y que los competidores permanecerían en sus sitios, como se dice, hasta el fin de los siglos. En este momento, a la muchedumbre se acercó un anciano canoso, muy experto en cosas de la vida.
- ¿Qué pasa? - preguntó. Le explicaron la situación.
- ¡Pues, veréis! - dijo el anciano - bastará con unas palabras que yo les diga para que se lancen a galope como si les hubiesen escaldado.
Y efectivamente… se acercó el anciano a los cosacos, les dijo unas palabras y al cabo de medio minuto los cosacos salieron galopando desesperadamente por la estepa, empeñados en adelantar uno al otro a todo trance. Pero la apuesta de todos modos, la ganó el jinete cuyo caballo llegó segundo. ¿Qué le dijo el anciano a los cosacos?






Solución:

El anciano dijo en voz baja a los cosacos: “Cámbiense de lugar". Estos comprendieron de inmediato, cada uno de ellos montó el caballo de su contrincante y ambos lanzaron el caballo ajeno a todo galope, para que su propio caballo llegase segundo.

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