domingo, 13 de septiembre de 2009

Medusa



Era una de las tres Górgonas, las horrendas hijas de Forcis, uno de los dioses marinos y Ceto. Medusa al nacer estaba cubierta con todos los encantos personales que puedan imaginarse y admirados todos aquellos que la veían la felicitaban y alababan su hermosura, en especial, sus cabellos. Además, tenía muchos pretendientes. Sin embargo, Medusa, terriblemente engreída, se atrevió a afirmar que era superior a la diosa Atenea y por supuesto, mucho más bella que ella. Atenea no esperó más y convirtió a Medusa en una horrible mujer transformando en serpientes sus cabellos, cubriendo su cuerpo de escamas, le dio dos alas en la espalda, desfiguró su rostro, agrandó los dientes de Medusa convirtiéndolos en colmillos y la obligó a vivir siempre con la lengua fuera. No contenta con esto, también convirtió a sus hermanas. Se ha llegado a decir que las Górgonas compartían un solo diente, un solo ojo y un solo cuerno que se intercambiaban alternativamente. Como castigo aún mayor, Atenea embrujó a Medusa de tal forma que todo aquel que pudiera verla en su horrenda fealdad sería convertido en piedra. Tiempo después, el héroe Perseo, joven galante pero insensato, organizó una expedición para ir en su busca y matarla. Como ayuda, recibió el escudo de Atenea, la espada de Hermes y su talar y un casco dado por Hades que le convertía en invisible. Perseo atravesó el océano en su busca y la halló durmiendo, así como todas sus culebras. Entonces, movido su brazo por Atenea, ya que no podía mirar a Medusa, le cortó la cabeza y la mató. Las otras górgonas intentaron vengarse pero Perseo escapó sin problemas. Como resultado de la muerte de Medusa nació Pegaso. Más tarde, el héroe utilizó la cabeza de Medusa para defenderse del temido gigante Atlas pues se la lanzó y éste quedó convertido en montaña.

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